Ella se enamoró de ti,
de una persona astuta,
sabías que caería a tus pies
y con picardía la conquistabas.
Perdidamente enamorada
no dejaba de pensar en ti.
Y tu, zorro astuto
estabas aburrido de ella.
Llegó el día en que te marchaste,
ella lloró desconsolada, hasta más no poder.
Ese día, decidió no volver a amar nunca más,
y para siempre su corazón cerró.