Me aterra despertarme,
me atemoriza descubrir
que todo esto no es un sueño.
Abro mis ojos y solo veo
la densa oscuridad.
Nada, ni un rayo de luz,
no logro ver ni la palma de mi mano.
El miedo lentamente me consume,
cada segundo cedo antes mis temores.
La oscuridad me abraza
como un amante silencioso
y yo soy prisionera
de esta profunda soledad.
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