Me encuentro sentada
en un pequeño carrusel,
giro y giro sin parar
mientras el paisaje sigue igual.
Las personas sonríen,
siguen sus sueños.
Pero yo sigo atrapada
sin poder bajar de este carrusel.
Maredad de la rutina
veo a los niños crecer,
a los jóvenes envejecer,
mientras me vuelvo
un simple espectador de la vida.
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